Solemos centrar gran parte de nuestra atención sobre temas relacionados directamente con la rehabilitación energética. Sin embargo, como expertos en construcción y reformas, no podemos dejar de lado la importancia que la seguridad debe cobrar en cualquier obra. Sin duda, en este sentido es interesante repasar cómo funcionan los sistemas de aislamiento térmico exterior y su comportamiento en caso de incendio.
Ciertamente, una de las prioridades de los proyectos de rehabilitación de edificios es mejorar el aislamiento tanto con medidas en los interiores como con cambios en las fachadas. Un asunto clave cuando hablamos de edificios antiguos que no cuentan con este tipo de prestaciones.
Sin embargo, como adelantamos en la introducción, esta mejora no puede desligarse de la importancia de garantizar la máxima protección de los edificios frente a los incendios, una de las catástrofes que más ponen en riesgo la vida de las personas. Sin olvidarnos, claro, de las tremendas secuelas que dejan en forma de destrucción.
Todos tenemos en la mente imágenes como el terrible incendio de la calle Toledo en enero de este año o el del edificio de viviendas de torre Grenfell ocurrido en Londres en 2017, nada menos que con 72 fallecidos entre sus consecuencias. Y, el último susto, en el World Trade de Hong Kong que mantuvo retenidas a un centenar de personas en el tejado hasta que pudieron ser rescatadas.
En muchos de estos incendios y en otros que no citamos, pero podríamos recordar fácilmente, existen dos factores comunes: la altura de los edificios y la respuesta inadecuada de los elementos constructivos, especialmente las fachadas frente al fuego. Evitarlo o al menos controlar las consecuencias tiene mucho que ver con el uso de determinados materiales, como el film de polietileno sobre chapa de aluminio que son altamente inflamables.
El Código Técnico de la Edificación (CTE), donde se recogen las claves de los requisitos que deben cumplir los edificios de nueva construcción y, también, las obras de rehabilitación, se ha hecho eco de esta necesidad de recoger medidas de mejora en materia de prevención de incendios.
En concreto, es el documento DB SI Seguridad en caso de incendio, el que se ocupa de detallar esa normativa y, por cierto, se modificó a finales del 2019 para recoger avances que aumenten esa garantía de evitar la propagación exterior del fuego en situaciones de incendio. Estas son las claves respecto a los materiales que se usan en aislamiento térmico exterior (SATE):
Como vemos, estas medidas se relacionan directamente con la clasificación europea de resistencia al fuego de los materiales usados para aislamiento térmico exterior en fachadas. A modo de recordatorio, este es el resumen de dicha clasificación:
A estas cualidades, se añaden otras importantes, como marcadores relativos a la producción de humo o caída de gotas y partículas inflamadas durante la combustión. Con todos estos criterios, entre los mejores materiales según esta clasificación del SATE encontraríamos los paneles de lana mineral (A1) o los de espuma fenólica (A1).
Lo expuesto es solo una reseña de los puntos más significativos en lo que se refiere a los sistemas de aislamiento térmico exterior. Desde luego, son directrices que en CEPROSAN incorporamos a todos nuestros proyectos de rehabilitación de edificios.